Las pequeñas cosas son las que realmente valen la pena, y más si vienen del Rey de las Cosas Pequeñas

Un día se te ocurre la idea de irte con unos amigos a un espectáculo de monólogos. te despiertas super nerviosa, porque a parte ese día había examen, pero te da igual como te salga el examen, estás ilusionada por lo que te espera esa noche.
Pasa la tarde y nada, que la hora a la que has quedado no llega, así que para matar el tiempo te pones a ver monólogos del hombre al que vas a ir a ver.
Llegan las 7:30 la hora de quedada, vas super nerviosa, hecha un flan, al punto de encuentro, te reúnes y vas toda contenta a ver al hombre al que tanto admiras.
Llegan las 8:00 entramos, nos sientan, hay una música country puesta de fondo, y la espera es más interminable aún, porque estás más nerviosa de lo que entraste.
repasas a ver si te has traido todo:
-libro de Luis Piedrahita
-cámara de fotos
-bolígrafos
-cuaderno para más autógrafos
vale sí está todo.
llegan las 9:00 Luispi se retrasa 10 minutos, pero la espera merece la pena porque las 2 horas y media que se tiró en el escenario lo dicen todo.
Entre monólogo y monólogo preguntaba a la gente cosas casi sin sentido como por ejemplo
- qué se inventó antes la naranja de color naranja, o la fruta naranja??
- cuánto se tarda en hacer una maleta?
Lo mejor de todo llegó en el descanso: nos dijo que metiésemos en la caja que había en el escenario un deseo y que cuando volviese los leería.
Vale hasta ahí todo muy bien, yo cogí y escribí mi deseo que es este:
me he presentado a un concurso de nocilla, votadme en la web de nocilla, soy Katia Santamaría. PD: Luispi quiero una foto contigo y que me firmes el libro.
Vale llegados a este punto de la película se supone que ya no tendría que estar nerviosa, pero sí, y mis sentidos no me engañaban, porque la última servilleta en salir fue la mía con mi deseo, Lo que pasa es que como Luispi es tan curioso pues quería ver mi video or lo que le dejaron una blackberry y al no encontrarlo me hizo subir al escenario con el ipone de un señor muy majo, y al no encontrarlo yo tampoco me hizo cantarlo.
Hombre, en su momento no me hizo gracia, ahora creo que es una de las mejores cosas que me pudo pasar ese día .
Después de mi heróica aparición y terminada la velada salimos, y allí estaba Luispi con una sonrisa de oreja a oreja saludando a todo el público que salía y cuando me vio salir me dio dos besos, un abrazo, me dedicó una sonrisiña  ¡Qué hombre más mono!
después me firmó el libro, hubo ronda de fotos.. y nos despedimos de el hasta la próxima.
Muchas Gracias Luispi, volveremos pronto je.. je... 
gracias por ese rato tan bueno que nos hiciste pasar, desde ese momento no dejo de pensar en tus monólogos y en lo bien que lo pasamos los tres, creo que disfrutamos como enanos.